(Caso originalmente redactado por Imatel para el blog de Apolo Group y ahora adaptado para nuestro propio sitio)
En un entorno cada vez más digital y conectado, disponer de una infraestructura de comunicaciones segura y estable es esencial para garantizar la continuidad del negocio. Este proyecto, redactado originalmente por Imatel para el blog de Apolo Group, recoge la experiencia real de cómo ayudamos a una empresa con dos sedes a transformar por completo su forma de comunicarse. Hoy lo recuperamos y ampliamos aquí en nuestro blog para mostrar más en detalle nuestro enfoque y resultados.
Punto de partida: una infraestructura poco fiable
La empresa contaba con dos sedes físicas conectadas a un servidor centralizado, pero sufrían múltiples problemas:
- Dependencia de puertos públicos abiertos para unir ambas sedes, lo que suponía un riesgo de seguridad.
- Fallos constantes en las extensiones telefónicas sin solución eficaz por parte del operador.
- Un cableado de red insuficiente y sin garantías de rendimiento.
Todo ello generaba interrupciones frecuentes, pérdida de productividad y una creciente frustración entre los usuarios.
La solución: una propuesta integral desarrollada por Imatel
Desde Imatel planteamos una solución completa y escalable que abordó tanto los problemas inmediatos como los retos futuros. Incluyó:
- Seguridad y conexión segura entre sedes mediante VPN cifrada y firewalls dedicados.
- Fibra FTTO dedicada de 1 Gb en cada sede, con IP fija y backup automático para asegurar continuidad.
- Centralita virtual con 17 extensiones y opciones de movilidad.
- Red WiFi profesional y cableado estructurado categoría 6+ renovado en la sede principal.
- Segmentación lógica de redes para usuarios, telefonía, servidores y visitas.
- Sistema de copias de seguridad en la nube con múltiples repositorios diarios.
- Accesos remotos seguros con doble factor de autenticación.
- Protección avanzada en endpoints para todos los dispositivos corporativos.
Resultados: estabilidad, rendimiento y tranquilidad
Más de dos años después de la implantación, el cliente sigue operando con total normalidad, sin interrupciones destacables. Las comunicaciones fluyen, la seguridad está reforzada y los accesos remotos se gestionan con agilidad y control.
Pero lo más importante es la tranquilidad operativa: el cliente sabe que su infraestructura está diseñada, implantada y acompañada por un equipo que responde cuando se le necesita.
